domingo, 22 de diciembre de 2013

30 años de democracia





     Hace poco se celebraron los 30 años de nuestra democracia post última dictadura militar. Esto tiene un obvio significado positivo: la recuperación de las instituciones democráticas. Ya, después de la guerra de Malvinas, se había recuperado la participación política. Los partidos volvían a abrir sus locales, se empezaban a perfilar los candidatos, la gente discutía en la calle. Discutía mucho. Creo que nunca hubo tanto debate partidario como en esa época. El silencio y el terror impuesto por los militares tiene una reacción, por lo menos inmediata, de participación, de involucrarse en lo público, de salir a ganar la calle. Las movilizaciones de la UCR y el peronismo son enormes. Se decía que la dictadura había hecho callar, silenciar, atemorizar. Claro, fue así. Pero después de Malvinas la gente se vuelve a expresar. Mucho. Y en cantidad. En calidad de debate. Es una primavera, breve, pero primavera al fin. Se ve en los documentales de la época. Me lo cuenta mi vieja. Era una época de esperanza. De volver a creer. Son muchos, miles, los que se empiezan a afiliar a los partidos renacidos. Había ganas de expresar la bronca, de largar la angustia contenida desde hacía 7 años, de protestar, de crear. Las películas de esa época reflejan ese espíritu: Esperando la Carroza, La Historia Oficial, Camila, Darse Cuenta. El rock nacional pasaba por su mejor momento. Charly, Fito, Los abuelos de la Nada, Serú Girán. Vuelven los intelectuales exiliados. Es una época poco recordada la de la transición de la dictadura a la democracia, y los primeros años democráticos. Alfonsín tenía un discurso potente, que encajaba perfecto con el sentir de ese momento. Con la democracia se cura, se come, se educa: son las deudas de nuestra, todavía, imperfecta e injusta democracia.

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